Supongamos que te sonríe, tú la sonríes y de repente la reconoces.upongamos que tú ya habías reparado en que ella no era como las demás. Algo tenía, eran sus zapatos altos, su ropa de segunda mano y una actitud dudosa. O el cigarro que fuma compulsivamente entremezclando el aire puro con su humo y haciendo que se enrede entre su pelo con el mismo tono que el sol de California. Supongamos que ella repara en tí.
Supongamos que ella es Erin Wasson. Y supongamos que tú eres Alexander Wang. Alex para Erin, claro. Y tu tembleque le parece gracioso y entre que sois vecinos y el carácter digamos peculiar de Erin consigues intimar con ella.
De un día para otro Erin mueve un par de hilos, se deja fotografiar contigo, con algunos estilistas del ramo y habla de tí. Y te conviertes en diseñador. Bueno en El Diseñador de moda, me refiero a de moda en el sentido más literal. Chico it.
Y tú con tu discurso -simple- -escueto- sobre la deconstrucción obvias todo. El todo. Te conviertes en la sensación de la gran manzana. Miss Wasson se convierte en musa y estilista y todo el mundo te alaba. Y de repente tus blusas rasgadas y tus vaqueros roídos y tus camisetas de tirantes irritantes sacadas del Ejército de Salvación se convierten en la quintaesencia de todas las fashionvictims que antes se morían por cualquiera. Por cualquier otro tildado de it.
Y entonces tus prendas se venden por seiscientosdólares. De hecho tus prendas sacadas de un baúl de desperdicios atacado por una banda de polillas gigantes con mal humor se venden y son proclamadas por Vogue como maravilla.
Y todo el mundo te adora. Y Erin Wasson se pasea por tu desfile, y Sarah Jessica Parker se emociona, y Wintour te sonríe. Y tú prometes tequila a las modelos que no se caigan en tu desfile. (fuertes!, ¡alocadas!, ¡poderosas!, ¡salvajes!, ¡bestiales! chupitos de tequila para las que no se caigan)
Y luego cuando tu última modelo sale y hacen la última foto a Erin Wasson te asalta una duda. ¿No serás el siguiente chico de ayer? Quizás por eso decides aprovechar el presente... O quizás aún no te hayas dado de eso.
Y entonces tus prendas se venden por seiscientosdólares. De hecho tus prendas sacadas de un baúl de desperdicios atacado por una banda de polillas gigantes con mal humor se venden y son proclamadas por Vogue como maravilla.
Y todo el mundo te adora. Y Erin Wasson se pasea por tu desfile, y Sarah Jessica Parker se emociona, y Wintour te sonríe. Y tú prometes tequila a las modelos que no se caigan en tu desfile. (fuertes!, ¡alocadas!, ¡poderosas!, ¡salvajes!, ¡bestiales! chupitos de tequila para las que no se caigan)
Y luego cuando tu última modelo sale y hacen la última foto a Erin Wasson te asalta una duda. ¿No serás el siguiente chico de ayer? Quizás por eso decides aprovechar el presente... O quizás aún no te hayas dado de eso.
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